La última frontera del hielo
Convivimos a diario con la contaminación atmosférica, debido al tráfico y a las emisiones de las industrias. El carbón es el combustible fósil que más contribuye al cambio climático y las centrales térmicas de carbón son la mayor fuente de emisiones de CO2 producidas por el ser humano. Si esto lo sumamos a la quema de derivados del petrólea y al gas obtenemos unas cifras de contaminación que están produciendo el cambio climático. Por desgracia, los gobiernos de todo el mundo están permitiendo que la industria gaste cientos de miles de millones de dólares para construir nuevas térmicas de carbón en todo el mundo en los próximos años. Si los planes actuales siguen adelante, el carbón será responsable del 60% de las emisiones de CO2 para el año 2030.
La contaminación fijada
Esta contaminación del carbón se puede recoger y medir mediante su fijación en las capas de hielo perpetuas de la Antártida, generando un hielo negro que se remonta a los inicios de la actividad industrial del siglo XIX. Una polución que llegó 22 años antes de que el explorador noruego Roald Amundsen descubriera el continente en 1911. Black Ice es una pieza que reflexiona sobre la contaminación del carbón en nuestro medio ambiente y se formaliza mediante piezas de porcelana negras en forma de piedras de carbón. Un hielo contaminado y negro que nos presenta una realidad que debemos cambiar. Su montaje en círculo nos habla de una forma continua, sin fin, un círculo vicioso que está llevando al medio ambiente hasta su límite, hasta su colapso y nosotros nos estamos viendo afectados.
La contaminación fijada
Black Ice pertenece a la serie Time to Time y está realizada en porcelana negra fracturada a mano para generar el aspecto de carbón mineral. Un negro círculo que nos avisa y nos recuerda que la naturaleza, y el hielo, tienen memoria. Todo lo que hacemos tiene repercusiones en nuestro medio ambiente, y su futuro dependerá de qué hagamos y cómo lo hagamos. El futuro depende de nosotros.




